Alvaro Lillo (Watain, Undercroft, Xalpen)
2016-07-20
Por Niklas Göransson
Traducido por Ulises Lombana
Esta es una historia de remarcable fervor y dedicación. Creciendo bajo el régimen dictatorial militar en Sudamérica, la afinidad a la emergente escena de metal significaba aceptar la Muerte como parte de la vida diaria. Desde guerrilla en escenarios urbanos a bosques remotos buscando sabiduría chamánica; un camino de cicatrices donde los viajes acaban significaba dejarlo todo atrás.
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Presentando a Alvaro Lillo; un ciudadano Chileno que hoy reside en Alemania, principalmente conocido como bajista en vivo de WATAIN, también miembro de UNDERCROFT y XALPEN. Empezamos esta historia a inicios de la década de los ochentas, cuando un vecino inconscientemente pavimentó una obsesión que vendría a reinar sobre su vida hasta este día.
– Él escuchaba bandas de rock en su casa y yo escuchaba desde mi jardín, cosas como DEEP PURPLE, PINK FLOYD, BLACK SABBATH y RAINBOW. Luego conocí a unos chicos mayores que me introdujeron a IRON MAIDEN, VENOM, METALLICA y SLAYER. «Esto es pesado», decían. «Esta es buena mierda». También me enseñaron el otro lado del rock – lo rápido y con letras oscuras. He permanecido ahí desde entonces, y no me arrepiento de ningún momento.
En aquellos días, Chile fue gobernado por una dictadura militar con el déspota Augusto Pinochet al mando. El sistema educacional forzaba los uniformes de escuela y cabello corto obligatorio.
– Basuras militares como profesores cuando ni ellos mismos habían terminado la escuela. Como un niño, tenías que seguir reglas incluso si las odiabas – era normal en el estado de guerra. Sabías que si no obedecías, te iban a meter una bala en la puta cabeza. Y cuando eres un niño, no quieres una bala en la cabeza.
Alvaro dice que él cree su generación de metaleros satánicos, la segunda, fue la más salvaje. Sus predecesores eran de tres a cuatro años mayores que él.
– Cuando me veían – un niño idiota, ellos no decían «vete a la mierda mocoso» como hoy en día lo hacen. Ellos me daban cassettes para escuchar. Veía a alguno en la calle y decía: «¡Qué genial parche!» En ese entonces, no saber algo no era algo de lo que avergonzarse, así que me dirían qué banda era. «Anda a escucharlos».
La escena de metal emergente los congregaría en las montañas, bebiendo alrededor de fogatas.
– Mi primera vez, me emborraché sólo con una cerveza y un par de cigarros de marihuana pero ese no era el punto. Era un estilo de vida alejado de todo lo demás. Lo mejor era que había una filosofía, ¿sabes? Era mucho más que unos tipos borrachos escuchando cualquier mierda – hablábamos de cosas; misticismo y metal.

Con curiosidad por saber de qué cantaban sus bandas favoritas, Alvaro aprendió Inglés por su cuenta traduciendo las letras.
– Con diccionario en mano traduje palabra por palabra sin entender el significado de las frases, hasta que el Inglés empezó a tomar forma en mi cabeza por cuenta propia.
La música más brutal que había podido conseguir era thrash metal contemporáneo, con temas conceptuales «socialmente conscientes». Le gustaba la música, pero una vez descifró las letras encontró que no resonaban mucho con él.
– Vivía en un país en estado de guerra, claro que esa clase de letras encajaban… Lo sentías, en el instante – aún así, siempre supe que eso no era para mí.
Finalmente encontró lo que buscaba cuando descubrió heavy metal de antaño con letras en Español.
– Bandas hablando de blasfemia y de mandar a la mierda al cristianismo en mi propio lenguaje – letras que mezclaban esta ira contra la sociedad con lo profano. Letras como; «Vivimos en la noche, morimos derramando nuestra sangre y cojiendo vírgenes y decapitando a Jesús, somos los perdidos»… Yo pensaba, «¡Sí! Este es quien soy.»
¿Cuáles eran esas bandas?
– Algunas de Sudamérica, el resto eran bandas de heavy metal Españolas. ÁNGELES DEL INFIERNO, BARÓN ROJO – esa clase de cosas, rock’n’roll con títulos agresivos como «Sombras en la oscuridad», «Maldito sea tu nombre», «El principio del fin». Sólo lee las letras, poesía de pura puta blasfemia. La mayoría sonaba tonto en Español pero se sentía maligno – letras como esas con música agresiva y oscura, era fantástico.
Él insiste que estas obsesiones blasfemas trascendían simple fascinación adolescente con temas socialmente tabú.
– Vivir en esa hambre e ira, no teníamos respeto por la autoridad religiosa o política. La blasfemia era real; luchaban todos los días en las calles y los campos, en catacumbas y tumbas, desde los ríos a los desiertos donde grandes hechiceros aún viven. Era una época honesta, al menos para mí – si decías que adorabas a la Muerte, en verdad lo hacías.
Alvaro comenta que había iglesias ardiendo en tierras sureñas mucho antes de que supieron de lo que pasaba en Escandinavia.
– Yo respetaba todas esas acciones. La escoria cristiana se creía intocable en esa época, pero les traíamos terror.

En la época, el metal de cualquier clase era una ocurrencia marginal en Chile – lo que estaba de moda era el rock Latino.
– Yo lo odiaba. Los que tocaban esa música se veían como rockeros y a veces la gente me decía cosas como «Te ves como el tipo de»… No sé, alguna banda de mierda como LOS PRISIONEROS.
En la constante caza por música nueva, los metaleros jóvenes se juntaban en la tienda de música que distribuía todo aquello más pesado que mero rock Latino.
– Yo iba sólo a ver y escuchar todo el día. Siempre estaban reproduciendo álbums – nos juntábamos fuera de la tienda y si escuchábamos algo que nos gustara, entrábamos y preguntábamos qué era.
La idea de comprar álbums por tu cuenta era absurda por decir poco, así que él y sus amigos juntaban su dinero.
– «Okay, este fin de semana es tuyo, el siguiente es mío». Los vinilos se dañan muy fácil así que había peleas cada Sábado. «¿Quién dañó la mierda?».
Lo mismo se hacía con revistas, que usualmente pasaban por al menos veinte pares de manos. Estas publicaciones no estaban licenciadas, y la calidad lo mostraba.
– Alguien una vez consiguió una revista Europea o Americana, algo así como Metal Hammer – desde entonces tuvieron la idea de hacer su propia revista, usualmente escrita a mano. Traduciendo mierdas, usualmente toda la revista, luego la copiaban a máquina y la vendían barato.
Con «barato», quiere decir que sólo tenían que juntar dinero entre cuatro para compartir la susodicha.
– Nos sentábamos juntos todo el día a leerla y a fantasear idioteces, dándonos cuenta que había otro mundo más allá de las montañas de los Andes.
Alvaro decidió que debía visitar estas tierras inexploradas algún día, pero tenía que aprender cómo funcionaba el mundo antes de ello.

– El primer concierto al que fui fue una puta locura; todos se comportaban como animales agresivos en un trance, saltando por todos lados. Los amplificadores eran una mierda y sonaba como tal pero la gente se volvía loca de todos modos. Así es el metal, un campo de batalla. No íbamos para matar a nadie ahí dentro pero se sentía como si estuviéramos en una guerra, aplastando a todos.
Tan salvaje como era la turba, era el viaje hacia el concierto, y el de regreso, que eran el verdadero peligro.
– Nunca sabías si llegarías a la sala de conciertos, si llegabas explotabas de felicidad. Cuando el concierto acababa respirabas profundo y; «Okay, ahora de vuelta a casa», que era aún más peligroso. Antes de cada concierto me despedía de mi familia, sin saber si volvería vivo o no. El principio era luchar contra esta mierda y liberarnos.
Cualquiera asumiría que el peligro era por algún tipo de banda criminal callejera, pero eran los Carabineros de Chile – la agencia policial nacional.
– Era la puta policía, en cualquier momento te podían pegar un tiro en la calle. Nos gustaba la música violenta y nos decían enemigos de la sociedad, la policía nos tenía que joder. Así que jodíamos a la policía. Olvida la iglesia y esa mierda… Bueno, incluso si alguna vez pude presenciar las hermosas llamas de una iglesia vecina siendo quemada. La policía, esos eran los verdaderos hijos de puta.
La policía vecinal local eran los peores de todos.
– Nos arrestaban sin razón y terminábamos en la estación de policía parados como unos imbéciles. Uno de mis vecinos murió ahí, por una bomba de gas que tiraron en su celda.
Aún así, los jóvenes metaleros se negaban a someterse.
– Luchábamos en todos lados – les lanzábamos cócteles Molotov, poníamos agujas (Miguelitos) y esas mierdas debajo de sus carros. El carro de nuestro vecino también estaba hecho mierda, pero el blanco era la policía. Una vez vi a un carabinero quemándose vivo dentro de un tanque. A veces nos juntábamos, fumábamos hierba y hacíamos bombas de petróleo… Luego volvíamos a la parte trasera de una estación de policía y las lanzábamos. Era una guerra total.
No hace falta decir que este no era un hobby de poco peligro.
– Si nos hubieran atrapado haciéndolo nos habrían pegado un tiro ahí – algunos amigos míos murieron así. Una vez me dispararon con una bala de goma, la mierda dolió por un puto mes; un moretón gigante.

Alvaro describe su crianza como normal para los estándares de la época, viniendo de una familia de clase trabajadora. Los que lo tenían difícil eran los pobres, que vivían en ghettos. Esta miseria se convertiría en su refugio; un refugio del hostigamiento.
– Había «libertad»; la policía no se atrevía a hacer nada por miedo a la gente peligrosa.
En lugar de acosar a pequeños grupos de metaleros, la policía que asignaban a esas áreas tenían las manos ocupadas con el resto de la población.
– Tanques, bombas, tiroteos, persecuciones y demás. A pesar de esto, siempre me sentí más seguro ahí que en el centro de la ciudad. Era bueno por perspectiva ver la realidad del gobierno de Pinochet; un panorama totalmente distinto de las mentiras y la mierda que le decían a la gente en la televisión. Yo vi el daño de verdad que trajeron al país los traídores que habían jurado servirle a éste.
La masiva desigualdad entre las clases sociales del país polarizó la sociedad Chilena, la escena de metal incluída.
– A fines de los ochenta y principios de los noventa había una guerra de clases en el metal. Nosotros crecimos como una jauría de perros salvajes, lejos de las casas bonitas, en el verdadero terror del país en la época. Esta gente venía de lugares seguros, nunca estuvieron en peligro y por lo tanto no tenían derecho de llamarse a si mismos metaleros, ellos nos tenían miedo – nosotros los que caminábamos sin miedo en las partes peligrosas de la ciudad.
Los metaleros de clase alta generalmente no la pasaban muy bien con el hombre común.
– Nos los encontrábamos en fiestas y conciertos, les decíamos los niños de mami – confiscábamos sus camisetas nuevas, les arrancábamos los parches. «Ah, ¿escuchas música? Te vamos a quitar el puto Walkman. ¡Vete a tu casa, maricón, esto es metal; esto es para hombres – no para ustedes maricones.»
Y así los metaleros burgueses empezaron a maldecir al proletario.
– «Estos hijos de puta de clase baja nos roban». Muchas y muchas peleas, la escena se segregó; estos tipos tocaban en sus propios lugares y el resto en otros lados. Nos encontrábamos fuera de la tienda de rock e íbamos a sus conciertos a pelear y matar – a destruir la sala de conciertos o lo que fuera, hombre. La gente moría haciendo mierdas salvajes así.
Alvaro recuerda como una banda Colombiana fue invitada a tocar a Chile a mediados de los ochenta.
– Claro que no les pagaron y tuvieron que quedarse en Chile trabajando en un sitio de construcción para comprar boletos de avión y volver a su país.
La primera banda de «metal maligno» extranjera en ir a chile fueron las leyendas Brazileñas, VULCANO, en 1987.
– Unos locos de mierda le prendieron fuego al piso de madera. No era suficiente darse palizas entre ellos y gritar como bestias, tenían que prenderle fuego a la sala de conciertos. Los hijos de puta Brazileños se asustaron y preguntaron si deberían parar de tocar; «Paren y los vamos a matar». Siguieron tocando.
En 1993 fue el primer concierto de una banda Europea, la banda de thrash metal Alemán KREATOR fue a chile. En esta época, los hinchas de fútbol se habían adentrado en la escena.
– Toda la audiencia estaba dividida en dos equipos, cantando canciones de fútbol. A mi me gustaba eso así que estaba feliz de estar ahí para pelear, encendimos antorchas de bengala dentro de la sala de conciertos y empezamos a lanzar mierdas.
Esto fue antes de que la banda principal siquiera se hubiese subido al escenario, y su entrada hizo poco para calmar al océano de ira encarnizada en la audiencia.
– Imagína esto: escuchar a KREATOR mientras peleas con hinchas enemigos. Cinturones de balas volando por todos lados, gente saltando – ni un solo momento calmado en ese concierto. Un tipo le tiró un palo al maricón Petrozza: «Ah», gritó. «¡Vamos a dejar de tocar!»
La advertencia del jefe de banda Mille Petrozza fue poco útil, pues ni un alma en la audiencia entendía ni una palabra de Inglés. Así que todos interpretaron lo que dijo como aprobación.
– Todos estaban como, «YEAH!»…y empezaron a lanzar más mierdas. Petrozza soltó el stand de micrófono y se fue del escenario.
Quizás habiendo sido advertido que un final prematuro potencialmente crearía una situación complicada, volvió poco después al escenario.
– «Tocaremos las últimas canciones pero dejen de lanzar cosas», dijo en el micrófono. «YEAH!». Siguieron tocando y nosotros nos seguimos dando palizas.
Esta pequeña escaramuza probó ser un precursor para la verdadera batalla, apenas acabó el concierto la policía ya había llegado a imponerse.
– Carros, tanques, bombas – una zona de combate. Había una cabina de boletos afuera, terminó en medio de la calle diez cuadras más lejos.
No eran sólo los aristócratas y la policía que eran los enemigos.
– No podías mezclar estilos porque alguien moriría. Fui a conciertos con una mezcla de punks y metaleros… Oh, hombre – gente apuñalada, un tipo perdiendo un ojo, cráneos agrietados.
¿Nunca fuiste herido?
– No realmente. Osea, una vez me apuñalaron y mi oído se rompió cuando me golpearon en la cabeza, pero muchos de los míos de verdad quedaron hechos mierda. Mi amigo Careloco casi murió cuando corría de la policía, le dispararon con una ametralladora, se cayó y tocó el piso en el mismo instante que las balas tocaron la pared. Increíble.

La era de Pinochet fue una época de eterna turbulencia.
– Eso es con lo que crecí, como otros niños que presenciaron toda esta mierda. Era un ritual de todos los días, poner sábanas y cobijas en la bañera con agua y sal. Tenías que estar listo para cuando la policía llegara, el gas lacrimógeno siempre te seguía así que cubrías las ventanas. Era normal.
Al culmen del combate civil, él ni podía encontrar seguridad en su propio hogar.
– El frente de mi apartamento estaba lleno de agujeros de bala. Vivía en el quinto piso y veía las protestas desde abajo – luego gente corriendo por la calle cuando la policía empezaba a disparar.
¿Viste gente morir?
– Muchas veces. Los recuerdo, tirados en el pavimento mientras la policía venía. Te tenías que alejar de la ventana o te podrían disparar a través de ella.
Alvaro es un alborotador experimentado.
– Claro, estuve ahí pero no por política – sólo por estar en contra con la puta policía. Para mi, esta era simple anarquía.
Él tenía 19 años en 1990, cuando el gobierno de 17 años de Pinochet llegó a su fin.
– Primero fue; «La mierda militar acabó, ahora será democracia». Yo ni sabía qué era eso, pero si significaba que no habría más régimen militar estaba bien para mi. Nada cambió, por supuesto, ni hasta este día – todo es una máscara de mierda neo-liberal.
Alvaro dice que son los mismos que en aquella época alzaban sus puños contra los altos mandos ahora tienen sus manos metidas en los bolsillos de la gente.
– Todo es una sucia puta mentira. Los más corruptos hoy en día son los que lloraban en la época de Pinochet; el partido comunista o lo que sea. Ahora, son los cerdos avariciosos – increíble. Me encantaría pegarles un tiro uno por uno.
¿Votar con una bala?
– Los políticos corruptos deberían ser ejecutados en algún lugar público, en frente de todos. Si no tomas a esta gente y la decapitas, esa gente seguirá haciendo lo mismo, así es como el animal humano aprende.
Hubo un periodo en su juventud donde estuvo interesado en la política.
– La masiva distancia entre clases sociales en Chile siempre me pareció absurda. No soy de clase baja ni alta pero tengo amigos de ambas. Una vez conoces ambos lados entiendes que esta división es una mierda creada por la política para que la gente pelee entre sí sin ninguna razón. Ahí es cuando perdí el interés y me hice a un lado.
Alvaro añade a su revelación, que nunca había encontrado ningún partido que representara sus intereses.
– Siempre me perdía porque tengo pensamientos locos y no encajaba en ningún lado. Luego entendí que tenía que pensar más inteligentemente; ¿qué es la política y a dónde me llevará? Me di cuenta que todo es una gran y sucia mierda

Habiendo dejado la política atrás, los asuntos del espíritu se hicieron parte de su vida más y más.
– Desde que tengo memoria siempre me sentí conectado a otros planos en una u otra forma. Primero, tienes que conectarte con el espíritu y luego desarrollarlo como mejor creas.
Él dice que aprendió mucho de la sabiduría arcana de la población indígena que habitaba el sur de Chile.
– Senti una atracción inmediata al poder de las energías de las que hablaban los chamanes. Me obsesioné, reuniendo sabiduría sobre ideas espirituales hasta que empecé a entender las interrelaciones de diferentes reinos mágicos.
Habitando un escenario urbano, lejos de los chamanes y los bosques – Alvaro dependía de libros para ahondar en sus estudios esotéricos.
– Era muy difícil encontrar mentores que me guiaran. Mientras el tiempo pasaba perdía interés en lo mundano y me hice más y más serio sobre estas cosas. La música era una herramienta importante para relacionar lo arcano y la vida real, las visiones de estados psicodélicos definitivamente intensificaron mi hambre por los secretos oscuros escondidos más allá.
Como parte de su aprendizaje, él estudió brujería – un tipo de hechicería de las Américas.
– La brujería es común en las áreas remotas de ciertas partes en Sudamérica, las partes rurales y las montañas. Es extremadamente importante tener propia guia antes de acercarse a esto. una vez visité la casa de un brujo de verdad y déjame decirte, la cantidad de energía ahí era increíble.
Pese a contemplar lo inexplicable, consideró prudente guardarse sus observaciones para él mismo.
– Por ejemplo, nunca cuestioné porqué la luz del día no penetraba ciertas ventanas de su casa. No la habitación en la que estábamos, pero podía verlo desde donde me sentaba. He presenciado muchas cosas extrañas así, situaciones que romperían la mente de una persona normal.
Mencionaste el chamanismo antes, ¿tienes experiencias en las artes de curación?
– Es una conexión diferente. Los curanderos, o machis, son muy respetados en sus comunidades, su trabajo es con la naturaleza – viajando más allá del cuerpo humano, tomando diferentes formas. Ellos creen que es su deber actuar con buena voluntad para los otros, para esto debes dejar la mugre del mundo moderno atrás; ser uno con el alma de las entidades organicas y cruzar dimensiones selladas para la mayoría de las personas.
–
Entre la escena de metal de la vieja escuela Chilena encontramos tales como ATOMIC AGGRESSOR, WARPATH, NECROSIS, PENTAGRAM, BLOODY CROSS y DEATH YELL (entre otras). Aunque apreciaba la música, Alvaro tenía la impresión que a la mayoría les faltaba autenticidad espiritual.
– Aunque el nombre de la banda fuera genial, muy diabólico, los conocías y veías; «No, no creo que seas un puto adorador del Diablo, creo que eres un puto chupa penes».
Presumo que no eran parte de la guerrilla incendiaria de heavy metal local.
– No, -se burla- nunca. Ellos eran de los que lloraban y se negaban a tocar en algunos lugares para la gente peligrosa.
Gente como Alvaro, no olvidemos.
– Exactamente -exclama con su risa maniaca- siempre que me los encontraba los trataba como mierda. Cuando me hice mayor y empecé a tocar en bandas, usualmente compartía escenario con ellos así que dejé todo eso a un lado, con algunas excepciones.
Su viaje como músico empezó como una especie de solución de emergencia.
– En mi cumpleaños 17 mi abuela me quería dar un buen regalo, así que le dije que quería una motocicleta. Mi padre se enteró; «Si le compras una moto a este conchasumadre se va a matar en el primer día y nunca te lo perdonaré». Así que ella me dijo «Tu padre no me dejará comprarte nada, pero toma – aquí está el dinero. Cómprate lo que quieras pero nada de motos».
Alvaro invirtió la mayoría de la considerable pila de dinero en darse un viaje relajante a las montañas, lubricado en grandes cantidades de intoxicantes de variantes situaciones legales.
– Volví a la ciudad y pensé: necesito algo para mostrarle a mi abuela. Uno de nuestros vecinos arreglaba televisiones, radios y esas cosas, así que fui con él. Él construía sus propios amplificadores y guitarras así que eso compré.
Su primer escuadrón fue una banda que juntó con compañeros de escuela.
– Nos llamábamos BASTARDS, música terrible. Pensábamos que tocábamos thrash o speed metal, en realidad era punk extremadamente malo con tres acordes por canción. Una hora de ensayo, que más bien era alcoholismo improvisado – «Ah, ¡escribimos una gran canción!»
En 1992, se mudó a otra ciudad y terminó siendo el bajista de la profanidad de death metal EXECRATOR.
– Practicábamos en la habitación en la casa de uno de nuestros amigos. Nuestro primer kit de batería tenía dos cilindros de carbón como tambores con pedales de madera, el snare que compramos en un mercado de pulgas y tazas de plomo que eran nuestros platillos; imagina el sonido. Muchos amigos nuestros venían a verlos ensayos, siempre terminando en algún tipo de crimen o abuso en las calles.
Tras cinco años, dos temos y un EP, el vocalista Jaime Parada dejó la banda.
– Era un tipo muy loco, muy buen amigo mío. Al principio, realmente me incitó a enfocarme y a formar el rol de la música en mi vida.
Alvaro adopta una pose melodramática y narra arrogantemente el discurso de resignación de Parada:
– «Mi vida está echa una mierda – trabajo, dinero, todas esas cosas. Creo que no le sirvo más a la banda. EXECRATOR es todo lo que amo en el mundo, es como mi bebé. Pero me hago a un lado sabiendo que harán un buen trabajo. No busquen a un cantante, Alvaro – ahora tú debes cantar la mierda. Yo no puedo continuar, lo voy a arruinar siempre».
Muy a pesar, los receptores de este apasionado monólogo eran hombres de acero con corazones de hierro que no se conmovieron ni un poco con el discurso.
– Ni escuchamos sus honestas palabras de amistad, decidimos que era un maricón así que lo pateamos y le dimos una paliza – luego le dijimos que se fuera a la mierda. Yo tomé el rol de lider de la mierda – grabamos tres álbums y tocamos bastantes conciertos.
Aún aferrado a sus sueños de ver lo que yacía más allá de los Andes, Alvaro empezó a formular planes para relocalizarse a Europa.
– En mi loca cabeza… Esto era 1998, le dije al resto de EXECRATOR que deberíamos irnos de tour a Europa y quedarnos ahí. Todos se volvieron locos y dijeron que sí, pero una semana después uno de ellos dijo que no podría hacer el tour, hablando de su novia y otras mierdas.
Esto enfureció a Alvaro hasta el punto de tomar decisiones drásticas.
– Por primera vez planeamos algo bueno y todos se acobardan. Tomé mi amplificador y mi bajo, les dije que se fueran a la mierda y me fui – así es como acabas con una banda.

Desencantado y buscando un cambio de escenario, se mudó al sur del país junto a su novia en la época.
– Estuvo bien por un tiempo pero mi sed de tocar volvió pronto. Mi novia dijo que nunca encontraría alguien con quien tocar en ese pueblo, que debía volver a Santiago para eso.
Él llamó a su hermano pidiéndole ayuda y se encontró con una oferta agridulce, demandando difíciles elecciones.
– ¡Mira lo que iba a hacer! Cortarme el pelo y convertirme en una…
–Alvaro se toma un momento para re encontrarse-
…persona trabajando en IBM. Mi estupidez había alcanzado niveles muy altos.
Alvaro se tragó su orgullo, aceptó y se puso de acuerdo con su hermano para juntarse en Santiago.
– Me prometió que me presentaría a su amigo que era el jefe de toda la mierda, diciendo que me contratarían. Al instante todo se volvió gris.
¿Entonces por qué aceptaste?
– Era buen dinero, ¿por qué más? No puedo trabajar de cartero toda mi vida.
Debo confesar que me es difícil imaginar al Señor Lillo siendo un empleado del servicio postal.
– El dinero era una mierda pero a nadie le importaba mi pelo largo, tatuajes o mi ropa negra. La mejor parte era que no tenía una bicicleta así que tenía que entregar todo caminando; una mierda pero era mi única opción, excepto quizás trabajar en una fábrica.
Alvaro recuerda cuando aplicó para trabajar en una bodega China, sólo para encontrarse con que ahora su barba era otra adversidad más.
– «Te tienes que afeitar» -dice mofándose con un acento Asiático- «sólo ancianos con sabiduría tener barba. Tú ser joven e idiota».
Llegado así el fin de semana destinado, Alvaro aún no había cortado su melena.
– Pensé en reunirme con mi hermano y encontrar algún tipo de manera para evitar esto. Estaba de camino a Santiago cuando llamé a un amigo – el manager de UNDERCROFT en la época, y le pregunté si me podría quedar en su casa. Le expliqué la situación por teléfono. Estaba sorprendido, pero esto era normal en ese entonces. La mayoría de metaleros cambiaban y dejaban todo atrás – no más ropa negra, no más pelo largo; sólo trabajo.
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Nuestra conversación se hace un lado en favor a un fenómeno que el nuevo milenio trajo; un gran número de desertores de épocas pasadas que intentan hacerse lugar otra vez en la escena del metal.
– Tipos con hijos, una casa, un perro, un carro y esposas gordas que ya no se quieren cojer, ahora vuelven a la escena de metal.
Alvaro es impasible hacia estos quasi-problemas nostálgicos.
– ¿No desapareciste hace 20 años? Claro, siendo lo más capitalista posible – lo mismo contra lo que luchaste y caíste justo en lo mismo. Y aquí estás ahora, ¿como si no hubiera pasado nada y ahora te llamas old-school? Cierra la boca y disfruta lo que tienes ahora. Es una mierda.
Unas cuantas bandas de la época han recogido sus armas, lo que agita a Alvaro considerablemente.
– Bandas que se separaron en los ochentas porque eran débiles, ahora sn maricones gordoos que vienen a querer tocar. «Somos metal de la vieja escuela», a la mierda, hombre – a la mierda. Como la reunión de PENTAGRAM, de verdad odio esto. Sepultaron la banda porque estaba llena de debiluchos y todos en la escena los odiaban, luego se cambiaron de nombre y empezaron a tocar metal de maricones. Ahora, veinte años después, vienen alzando la bandera del death metal antiguo. Que se vayan a la mierda, no puede ser.
Una reunión que no se encontró con la furia de Alvaro fue la de BLOODY CROSS, ampliamente considerados la primera banda de black metal de Chile, activa desde 1986 hasta 2001 cuando su guitarrista original Disciple of Nema murió en un accidente automovilístico.
– Murió con sus botas puestas y diez años más tarde la banda quiere reunirse a modo de tributo porque él era un gran tipo. En esa época a nadie le importaba BLOODY CROSS, todos decían que eran unos hijos de puta alcohólicos que no sabían tocar. Yo pensé que eran reales, hombres de verdad hambrientos por el metal.

Volvemos a la encrucijada ápice – Alvaro llegó a la casa de su amigo y empezó a beber.
– Le expliqué que estaba enfermo de esto. Cada vez que aplicaba por un trabajo me miraban; «Vete a la mierda, córtate el cabello – ¿escuchas la música del diablo? ¿Eres comunista?». Tenía que ver a mi hermano el día siguiente y tenía que arreglar esto.
Aunque en gran parte derrotado, como dicen – la esperanza es lo último que se pierde.
– Quizás había alguna manera, quizás no eran tan estrictos. O quizás me tendría que cortar el pelo y después de un año no les importaría, y me lo podría volver a dejar crecer.
Aunque comprensivo, su amigo le sugirió que intentara insistir con la causa de UNDERCROFT. Casualmente, la susodicha banda había echado a su antiguo vocalista y bajista.
– Sólo quedaban Pablo (Cortés, baterista) y Claudio (Illanes, guitarrista), él dijo que habían estado escribiendo un nuevo álbum. Los llamó y estaban ensayando el mismo día, así que fuimos. Practicaban en un contenedor de acero.
¿Buena acústica?
– Adivina. Escuché las canciones que ya habían escrito y me encantaron. Empezamos a ensayar, seguimos bebiendo y decidimos que nos volveríamos un trío – ¡estos tres hijos de perra grabaríamos el álbum!
Sobra decir que esto ameritaba una celebración en el típico estilo metal.
– Me emborraché tanto que no podía encontrarme con mi hermano al día siguiente. Lo llamé, me expliqué y me disculpé. Me dijo «tu irresponsabilidad me hace dudar si puedo ayudarte a conseguir este trabajo», así que le dije que se fuera a la mierda y me fui a ensayar.
Alvaro volvió al sur a compartir las maravillosas noticias con su novia.
– Le dije que todo era una mierda; estaba tan deprimido ante la idea de este trabajo, con esa clase de gente. Le mencioné que mandé a mi hermano a la mierda y que ahora era el vocalista y bajista de UNDERCROFT.
La celebración no tan salvaje ahora, fue sólo una semana después que Alvaro volvió a santiago y «vivió en ese contenedor por un mes».
– Mientras grabamos «Danza Macabra» (2000), mi amigo el manager tuvo una idea para el siguiente álbum, cntactó al productor Sueco Daniel Bergstrand (del estudio Dugout Productions) en Uppsala. «Deben ir a Europa y grabar ahí, a la mierda con esto, tomen una buena decisión. Por fin tienes una banda de verdad donde nadie es un maricón de mierda».
El trío aceptó, y Alvaro sintió que finalmente cruzó el agujero que no pudo superar con EXECRATOR.
– Tocamos un largo tour a través de Chile y Bolivia para ganar dinero. Cuando volvimos, hicimos los trámites de nuestro viaje y vendí todo excepto mi bajo.
Y así, UNDERCROFT empacaron sus maletas, se despidieron de sus novias y familia y se embarcaron en un viaje sin retorno a Europa, donde residen hasta el día de hoy. Así pues, ahondar en esa historia sería bien respondido con el proverbio «una historia para otro día».